Era la noche más lluviosa desde hace medio siglo. Llovía, se oían truenos. A ellos no les importaba.
Se acababan de casar, se llamaban John y Rose, y estaban pasando la luna de miel en Nueva York, después de su boda en Helsinki.
Él tenía los ojos verdes. El pelo rubio y liso, con un flequillo que casi le tapaba un ojo. Vestía con chaqueta vaquera, con vaqueros y una camisa blanca impecable.
Ella era morena, de ojos oscuros y profundos. Tenía el pelo liso y largo. Por detrás se había hecho una cola. Ella vestía con una falda y una chaqueta negra.
Los dos se fundieron en un abrazo. A Rose le daban miedo las grandes tormentas. Y más en las grandes ciudades, y no en su pequeño pueblo de Alemania.
Él estaba acostumbrado, era de Inglaterra.
-...No me gusta nada esto...-dijo ella, asustada.
-No temas-dijo entonces él-yo te protegeré-.
-Pero es que una vez soñé con que en una tormenta como esta el demonio llegaba del trueno de las 0:00 y mataba a todo lo que viera, al día siguiente...-no dijo nada, se le resbaló una lágrima, que él recogió y secó.
-No va a pasar nada-dijo él, con voz tranquilizante-a tus padres los asesinaron unas personas, no el demonio-.
-Ya...-dijo ella.
-Bueno, vámonos a dormir-.
-Vale...-.
Llegó las 23:56, ella no conseguía dormir. Veía el reloj constantemente. Él estaba leyendo tranquilamente.
Cuando se quiso dar cuenta, habían llegado las 12.
Ella escuchó un trueno. Gritó y se agarró fuerte a su marido.
-No temas...-repitió él como antes de que se acostaran.
-Va...vale-dijo ella, pálida de puro terror.
Llamaron a la puerta. ¿Quién sería?.
Ya eran las 2 de la mañana.
-Vo...voy a ver quién es...-dijo él, aterrorizado.
-Vale...-dijo ella, que se escondía entre sábanas.
Abrió con mucho cuidado, pero no había nadie. Lo único que se fijó es que el cielo estaba rojizo, y sin nubes.
Él pensó que sería algún bromista...
Pero se estremeció solo al sentir un gran frío interior...
-Aaaaah!!-chilló, cayendo.
-¡¡¡JOHN!!!-dijo ella, saltando de la cama.
Cuando llegó, casi se desmaya.
Estaba allí, tirado, con los ojos en blanco y sin respiración.
Vio una sombra, y entonces se llenó de ira.
-¡¿¡Fuiste tú!?!-gritó.
-Sí, ¿no te lo imaginabas?-dijo la sombra.
De pronto, saltó una llama de fuego y salió él.
Era Satanás.
-¿¿Por qué lo has hecho??-chilló-¡te mato!-.
-Vale, juguemos-dijo él-pero lo haremos...en mi campo...-y dio un chasquido de dedos.
Pronto se sentiría con muchísimo más calor.
Estaban en una especie de coliseo romano, solo que mucho más gris que eso.
Ella estaba alli, sorprendida.
De pronto, sintió que en sus venas no corría sangre, sino fuego.
Se consumía ante aquella sensación.
Pero contraatacó.
Le dio una gran estocada a su oponente, pero no le hizo nada.
Desapareció.
Apareció detrás. Un manto de lava caía de una colina cercana hacia ellos.
Ella no se percató. Dio un gran salto hacia atrás y le propinó una gran estocada rápida en el pecho que no pudo esquivar.
Pero ella estaba sin fuerzas. Cayó, derrotada.
El diablo, viendo como ganaba a su oponente, se curó rápido la estocada y la cogió con los brazos.
-Fin...del...-fue diciendo.
-No...no...-decía ella sin fuerzas.
-Juego-y la quemó con sus brazos en un momento.
Pronto solo se convertiría en cenizas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario