martes, 8 de marzo de 2011

El Aquelarre Maldito

Siglo XVI:
Era noche cerrada. Los murciélagos volaban por el aire que estaba despejado. Los búhos ululaban más que nunca. Se oían gritos de multitud furiosa.
La gente sensata no miraba. Era un crimen. Sabían lo que era.
Entre toda la gente que chillaba de furia contenida, una mujer chillaba de puro terror:
-¡¡Estáis locos!!-decía sin cesar. Pero ellos no terminaban sus festejos.
Todo el mundo sabía lo que significaban esos chillos mezclados.
Aquelarre.
La quema de brujas era habitual en aquellos lares. Pero aquel día era especial.
Cinco "brujas" serían quemadas por crimenes contra la naturaleza de Dios. Ellas decían que no eran brujas, pero nadie escuchaba sus lamentos aquella noche.
Se llamaban Laura, María, Sara, Miriam y Ana. Todas tenían los ojos marrones menos Laura, que los tenía grises y profundos.
Todas tenían el pelo rizado, menos Laura, ella lo tenía liso y muy largo.

Se estaba preparando la hoguera. El cielo despejado se llenó del humo espeso del fuego de un aquelarre. Primero llegaría Sara.
Era una mujer normal, siempre lo había sido, pero en un juicio que ni iba contra ella la acusaron de brujería. Era lo peor que le había pasado. Pero aquella noche sería peor.
Ella todavía se movía violentamente por escapar. La desnudaron y humillaron. Aquella ocasión era especial. Normalmente quemaban a las brujas con ropa y directamente, pero aquella vez decidieron alargar el ritual...
Sara gritó. Chilló para pedir ayuda, pero nadie le ayudaba. Al contrario, era maltratada por la muchedumbre de allí.
Terminada la humillación, el cura y el alcalde del pueblo llevaron a la condenada cerca de la hoguera.
-Una bruja te entregamos, para que mandes al infierno con Lucifer, Señor supremo-dijo el cura mirando el cielo.
-Una vida culpable tiene que ser colmada-concluyó el alcalde-y ahora...-y lanzó con violencia el cuerpo desnudo de Sara a la hoguera.
-¡¡NO!!-chilló Sara.
-Si es cuerpo digno, Dios la salvará-dijo el cura, triunfante.
Sara siguió chillando hasta que su cuerpo se consumió en el fuego. Su familia, lejos del ritual, lloraba. Sabía lo que acababa de pasar...
Llegó Ana.
Ella ofreció resistencia. Tiró a algunos guardias que la desnudaban, e hirió a algunos presentes que la maltrataban, pero al final del ritual, murió, mezclando sus restos con los de Sara.
Lo mismo pasó con María y Miriam.
Laura mostraba un semblante serio, despreocupado. Parecía que era espectadora, y no la próxima víctima.
Ella fue ya desnudada y fue maltratada, como en los otros aquelarres.
Pero llegó la hora de la hoguera.
Unos espectadores se marcharon. Ya terminaba el gran ritual, y las 5 brujas habían muerto. O eso creían...
Laura seguía en la hoguera, tranquila. El fuego no consumía sus miembros.
De repente, hubo un gran temblor en el suelo. Todo el mundo se sobresaltó, pero Laura no.
Apareció una gigantesca criatura. Cogió a Laura del fuego. No le hizo nada.
Todo el mundo se iba corriendo. Era Satán.
-¡Ahora quedáis malditos!-dijo-¡no haréis ningún aquelarre, sino, el fin de los tiempos llegará!-y se marchó con Laura.
El alcalde, que estaba tan sorprendido como el pueblo, dijo.
-¡¡Así se demuestra como el Maligno estaba a su favor!! ¡¡Sigamos realizando aquelarres para conseguir dejar sin ningún enviado más al diablo!-y todo el mundo dio un grito de guerra. No sabían que estaban avisados.
Pasó una semana, y la noche mostró un paisaje similar al de aquel día. Como ellos acordaron, el fuego del aquelarre se avivaba, mientras la susodicha "bruja" gritaba:
-¡Será el fin de los tiempos, no lo hagáis!-por eso pensaban que era una enviada de Satán.
Ella se presentó ante la furiosa multitud, y la tiraron sin más. Querían terminar el ritual.
La bruja mostraba una amplia sonrisa, como si el fuego le hiciera cosquillas.
-¡Aszum, takan, Astaroth et Casam!-chilló.
De pronto se oscureció mucho más el paisaje, tanto que casi no veían, a pesar del fuego.
Las nubes lo cubrieron todo. Desde arriba, Lucifer observaba tranquilamente el espectáculo.
-...Os lo advertí-y se marchó con una risa maligna.
Aquella macabra carcajada dio lugar a millones de rayos y truenos. Corrían de un lado para otro.
No sería suficiente.
La oscuridad llegaba sobre toda la Tierra. Cada ojo ya veía más negro.
Más negro.
Más negro.
No vio nada.
El Apocalisis llegó a su fin.
Lucifer rió. Era demasiado tarde como para pedir disculpas.
No habría más errores...

4 comentarios:

  1. espero que os guste.
    Me lo he inventado sobre la marcha ^^

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  2. Muy bueno!!!
    Acabo de descubrir tu blog y me encanta como escribes. Yo soy incapaz de escribir sobre la marcha, siempre tengo que tener todo planeado antes de ponerme a escribir.
    Me hago seguidora, ok? Espero la continuación;)
    Y si te apetece pásate por mi blog, estoy publicando mi última novela en él. Haber que te parece, que me gustaría que una persona que escribe como tú opinara:
    http://porverelcolordelcielo.blogspot.com/

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  3. fijate, iba a poner una entrada de una redacción del instituto, este era el título que nos puso el maestro
    COMO PINTAR EL CIELO DE ROSA jajajaja
    :)

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  4. Ya le he dado al botón de seguir, es que se me había olvidado :)
    Y publica esa entrada, que yo la quiero leer!

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