El frío y la niebla nocturna se notaba mucho en el ambiente.
La gran puerta se abrió.
De allí salió una cabeza que miró a ambos lados, para mirar si ya habría alguien o la colonia entera se había ido aterrada de las previsiones. Entonces dijo:
-¡Despejado, venga!-y salieron.
Hacía tiempo que se habían quedado dentro a vigilar un poco; eran Dagna y Serko.
-Por última vez, ¿adónde vamos?-decía sin parar Dagna.
-A aquella estrella-dijo Serko, cansado.
-¡¡Es imposible!!-gritó Dagna, tanto que el eco se escuchó hasta en el final de las montañas.
-Eso lo crees tú...-dijo Serko, entretenido con una especie de metrónomo.
Empezó a llover muy fuerte. Una tormenta se acercaba, pero lo raro era que no era nieve.
Era agua.
Dagna siguió a Serko mientras la tormenta seguía su ritmo frenético.
Los rayos estaban cerca.
Serko seguía con aquel extraño metrónomo con el signo de un lobo. Dagna no miraba.
Detestaba los lobos.
Serko cogió inesperada a Dagna, la agarró con el brazo, miró al cielo, y, contando mentalmente, despegaron de allí.
Dagna lanzó un grito ronco. No podía pasar esto, no estaba volando, era imposible.
Cerró los ojos. Creía que era un sueño. Y cuando los abrió...
Era un sitio muy raro.
Era un río. Contactaba con el agua, pero no la llevaba la corriente al estar metida allí en los rápidos.
Intentó incorporarse. Pero una mano lo impedió.
-¿Qué haces?-dijo Serko-no te muevas, o nunca terminará el proceso-.
-¡¡¿¿Qué proceso??!!-gritó Dagna.
-De seguir nuestro trayecto. Estamos perdidos en el mundo de las ilusiones y las sombras-.
-¿Cómo?-dijo Dagna.
-Si saliéramos de este lugar, dentro de poco seríamos capturados por las ilusiones y las sombras-le explicó Serko-es mejor quedarse aquí-.
-Bueno...-.
Ella se quedó un buen rato esperando, ya que no sabía que iría a hacer Serko, pero al final se desesperó y se fue antes de que la cogiera Serko diciendo:
-¡Me voy a buscar ayuda!-.
Serko quiso ir, pero el metrónomo empezó a funcionar y antes de que Dagna se diera cuenta Serko se había ido.
-¡¡Serko!!-dijo Dagna-¡bueno, pues intentaré salir yo sola!-y se marchó al centro de aquel mundo.
-¡Dagna!-gritó Serko, desde su vuelo hacia la estrella.
"No. ¿Y ahora qué hago?" pensaba.
Mientras la estrella gris se apagó. No se veía ninguna estrella allí.
Había llegado la mañana hacía unas horas, pero la estrella seguía divisándose hasta que Dagna y Serko se separaron...
"¡Qué raro!" se dijo Serko. "Normalmente la estrella se vería..."
Y mientras seguía volando pensó en Dagna, estaría muerta de miedo...
Tercer capítulo pronto!
PD: No se va a publicar LA ESPERANZA HA CERRADO POR DEFUNCIÓN, y en lugar de aquello, aquí está el segundo capítulo de este relato
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